Guía para arrendatarios: Todo lo que necesitas saber

Alquilar una vivienda es una decisión importante que implica compromisos legales y económicos para el arrendatario. No se trata solo de elegir una casa: es definir un espacio donde convivir, organizar tu día a día y proyectar tu estilo de vida durante meses o incluso años. Por eso, informarse antes de firmar es clave. Conocer con antelación los derechos que te protegen, las obligaciones que asumes y los gastos que conlleva cada tipo de contrato te permitirá evitar sorpresas, negociar con seguridad y disfrutar de una experiencia tranquila desde el primer momento.

En esta guía reunimos de forma clara y práctica todo lo que un inquilino debe saber en la Costa del Sol, desde los pasos previos de preparación y la documentación necesaria hasta las diferencias entre un alquiler de temporada y uno de larga estancia, el manejo de pagos y fianzas, y los consejos para mantener una buena convivencia. Tanto si buscas una vivienda para teletrabajar junto al mar como si planeas una estancia vacacional o una mudanza permanente, aquí encontrarás la información que te ayudará a tomar decisiones informadas y a disfrutar del proceso sin contratiempos.

1. Documentación y requisitos previos

La tranquilidad en el alquiler se construye desde el primer paso, reunir la documentación básica hará que el trámite sea más ágil y sencillo:

  • Identificación: DNI, NIE o pasaporte vigente.
  • Pruebas de solvencia: contrato laboral, nóminas o justificante de ingresos.
  • Avales o referencias: en algunos casos se solicita un aval bancario o personal, y las referencias de antiguos arrendadores siempre suman confianza.

2. Comprender el contrato de arrendamiento

El contrato es la pieza central de la relación entre propietario y arrendatario, deberá quedar siempre por escrito. En España, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) regula los diferentes tipos de contrato según la duración de la estancia, y conviene conocer las diferencias antes de firmar.

  • Alquiler de temporada
    Pensado para estancias temporales, por trabajo, estudios o vacaciones largas, y no como residencia habitual. La duración se acuerda libremente, casi siempre menos de un año, y no lleva las prórrogas obligatorias de la Ley de Arrendamientos Urbanos. El contrato debe dejar claro el motivo de la estancia, las fechas de inicio y fin y la fianza pactada.
  • Alquiler de larga duración
    Destinado a vivienda permanente. Aunque el plazo se pacta, si es menor de cinco años (siete si el propietario es empresa) la ley prevé prórrogas anuales hasta alcanzar ese mínimo. El inquilino puede dejar la vivienda a partir de los seis meses con un aviso de treinta días. La fianza mínima es de una mensualidad, que se devuelve al terminar el contrato si no hay deudas ni daños.

3. Pagos y fianza

El pago de la renta se acuerda entre las partes y suele realizarse de forma mensual. El propietario debe entregar un recibo o justificante de cada abono, algo que una transferencia bancaria facilita enormemente. Además de la renta, tendrás que abonar la fianza legal, equivalente a una mensualidad y que se deposita en el organismo competente de la comunidad autónoma. Esta fianza se devuelve íntegra cuando finaliza el contrato, siempre que no haya daños ni deudas pendientes.

En algunos casos, el arrendatario puede solicitar una garantía adicional o un depósito extra, que debe quedar perfectamente diferenciado en el contrato.

En Homewatch se solicita un 50 % del importe total al reservar, que incluye fianza y limpieza, y el 50 % restante cuatro semanas antes de la llegada. Si el segundo pago no se realiza en las 48 horas posteriores al aviso, la reserva se cancela sin reembolso del primer abono.
La fianza, destinada a cubrir posibles daños o facturas pendientes, se devuelve en un plazo de hasta siete días tras la salida, una vez revisado el estado de la vivienda.

4. Gastos a cargo del arrendatario

En cualquier contrato de alquiler, la Ley de Arrendamientos Urbanos establece que el arrendatario asume los suministros con contador individual, como luz, agua, gas, internet o televisión de pago. También puede hacerse responsable de algunos gastos generales, cuotas de comunidad, tasa de basuras u otros, siempre que se haya pactado y figure por escrito en el contrato. Las pequeñas reparaciones derivadas del uso normal de la vivienda suelen correr igualmente a cargo del arrendatario, mientras que las reparaciones estructurales o de conservación mayor corresponden al propietario.

En un alquiler de temporada, las condiciones pueden variar más. Es común que algunos servicios como limpieza, ropa de cama o ciertos suministros estén incluidos en el precio global de la estancia, pero cualquier gasto extra o consumo no incluido debe quedar claramente detallado en el contrato para evitar malentendidos.

5. Derechos y obligaciones del arrendatario

Tanto en alquiler de larga duración como en alquiler de temporada, el arrendatario tiene derecho a usar la vivienda de forma tranquila y segura, así como a que el propietario realice las reparaciones necesarias para mantenerla habitable. También puede exigir la devolución íntegra de la fianza siempre que no haya impagos ni daños. Como hemos comentado, en contratos de vivienda habitual, la LAU permite rescindir el contrato a partir del sexto mes avisando con al menos treinta días.

En un alquiler de temporada, los derechos son similares pero se rigen por el contrato específico: la estancia finaliza en la fecha pactada sin prórrogas automáticas y el arrendatario debe respetar el uso temporal acordado. La fianza, como mínimo de una mensualidad, se devuelve al finalizar la estancia si la vivienda está en buen estado.

En ambos casos, el inquilino se compromete a pagar la renta y la fianza en los plazos acordados, mantener la vivienda en buen estado, hacerse cargo de las pequeñas reparaciones derivadas del uso normal, respetar las normas de la comunidad y no subarrendar sin autorización del propietario.

6. Convivencia, mascotas y sostenibilidad

Una buena convivencia es clave para que el alquiler sea una experiencia agradable para todos. Respetar las normas de la comunidad, evitar ruidos innecesarios y mantener las zonas comunes en buen estado ayuda a crear un ambiente cordial. Del mismo modo, un consumo energético responsable, el uso de electrodomésticos eficientes y el reciclaje de residuos contribuyen a una estancia más sostenible y a reducir costes y problemas de mantenimiento. Avisar al propietario o a la agencia de cualquier incidencia, por pequeña que parezca, demuestra compromiso y evita reparaciones mayores.

En cuanto a mascotas, la ley no las prohíbe, pero el propietario o la comunidad pueden fijar condiciones específicas. Es fundamental que queden por escrito en el contrato para evitar malentendidos. En propiedades gestionadas por Homewatch, por ejemplo, se requiere autorización previa e información sobre la raza y el peso del animal. Las mascotas autorizadas no deben subirse a muebles ni bañarse en la piscina y el inquilino debe recoger los excrementos del jardín si la vivienda dispone de espacio exterior. El incumplimiento de estas normas puede generar gastos de limpieza adicionales o incluso la pérdida total de la fianza.

Con una comunicación clara y un comportamiento respetuoso, tanto inquilinos como propietarios pueden disfrutar de un entorno cuidado y de una estancia sin conflictos.

7. La Costa del Sol: un lugar ideal para vivir de alquiler

Con más de 300 días de sol al año, playas de arena fina, gastronomía de primer nivel y una vibrante vida cultural, la Costa del Sol es uno de los destinos más atractivos de Europa para estancias temporales o de larga duración.

Tanto familias como profesionales en remoto encuentran aquí una combinación perfecta de clima, servicios y calidad de vida. Para explorar cada zona y sus particularidades, consulta nuestras guías de las principales áreas de la Costa del Sol, con recomendaciones de restaurantes, ocio y servicios locales.

Si ya estás pensando en tu próxima estancia, te invitamos a descubrir la selección de viviendas de alquiler que Homewatch ofrece en la Costa del Sol. Desde acogedores apartamentos frente al mar hasta villas espaciosas con jardín y piscina, contamos con opciones cuidadosamente gestionadas para que encuentres el hogar que mejor se adapte a tu estilo de vida y disfrutes de una experiencia cómoda y segura desde el primer día.